El protocolo, ese conjunto de normas y costumbres que rigen el comportamiento en diversas situaciones, es un elemento común tanto en los fastuosos escenarios de los Juegos Olímpicos como en las rigurosas salas de juntas de las empresas. Si bien a primera vista estos dos mundos parecen distantes, un análisis más profundo revela sorprendentes similitudes en cuanto a la importancia del protocolo en temas como el orden de prelación, los tratamientos, la vestimenta, las salutaciones, la organización y el simbolismo de las banderas.
En ambos ámbitos, el orden de prelación juega un papel fundamental. En los Juegos Olímpicos, los jefes de Estado, los presidentes de los comités olímpicos nacionales y los atletas medallistas ocupan lugares de honor en las ceremonias. De igual manera, en el mundo empresarial, los altos ejecutivos, los clientes más importantes y los invitados especiales tienen asignados lugares específicos en las reuniones y eventos. Esta jerarquía no solo refleja el estatus de cada individuo, sino que también facilita la interacción y la comunicación.
Los tratamientos son otro elemento clave del protocolo. En las ceremonias olímpicas, los atletas son presentados con títulos como "campeón olímpico" o "medallista de oro", mientras que los funcionarios reciben tratamientos acorde a sus cargos. En el ámbito profesional, los títulos académicos, los cargos y los honoríficos son utilizados para dirigirse a las personas de manera respetuosa y formal. La elección del tratamiento adecuado es fundamental para establecer relaciones positivas y fortalecer la imagen de una organización.
La vestimenta también es un aspecto importante del protocolo. En los Juegos Olímpicos, los atletas visten los uniformes de sus países, mientras que los funcionarios y los invitados suelen optar por trajes formales. En el mundo empresarial, el código de vestimenta varía según la ocasión, pero en general se espera que los profesionales vistan de manera adecuada y acorde con su posición. La vestimenta no solo transmite una imagen profesional, sino que también influye en la percepción que los demás tienen de nosotros.
Las salutaciones son otro elemento fundamental del protocolo. En los Juegos Olímpicos, los atletas se saludan con un apretón de manos o un abrazo, mientras que los funcionarios intercambian saludos más formales. En el ámbito profesional, la forma de saludar depende de la relación entre las personas y del contexto. Un saludo cordial y respetuoso es esencial para establecer un buen clima laboral.
La organización es otro aspecto en el que el protocolo olímpico y el profesional coinciden. Ambos requieren una planificación meticulosa y una coordinación precisa para garantizar el éxito del evento. Desde la ceremonia de inauguración hasta una reunión de negocios, cada detalle debe estar cuidadosamente considerado.
Finalmente, las banderas son un símbolo de identidad y unidad tanto en los Juegos Olímpicos como en el mundo empresarial.
En los Juegos Olímpicos, las banderas de cada país representan a sus atletas y a su nación. En las empresas, las banderas corporativas son un símbolo de pertenencia y de los valores de la organización.
En conclusión, el protocolo, aunque a veces puede parecer un conjunto de reglas arbitrarias, es en realidad un recurso poderoso para facilitar la interacción social y profesional. Tanto en los Juegos Olímpicos como en el mundo empresarial, el protocolo juega un papel fundamental en la creación de un ambiente de respeto, orden, confianza y colaboración. Al comprender y aplicar los principios básicos del protocolo, podemos mejorar nuestras relaciones interpersonales y alcanzar un mayor éxito en los ámbitos personal y profesional.
Rocío Campuzano
Internacionalista con maestría en Ingeniería en Imagen Pública. Fue miembro del Servicio Exterior Mexicano y secretaria técnica del Canciller de México.
Comisionada Nacional de Protocolo en AMEXME®